jueves, 20 de enero de 2011

¡Qué cola!

Y pensar que ya había dejado de pensar en todo lo que ocasiona el Metropolitano. Lo había dejado de pensar, hasta que me di con la gran sorpresa que alberga las temibles colas, casi interminables e imposibles de poder transitar tranquilamente, del metropolitano.

Bordeando casi las 6:30 pm de la tarde en la estación Carnaval y Moreyra, la sorpresa me agarro de imprevisto, un tumulto de gente obstaculizaba la salida de la estación. No sabía a que punto había llegado el descontrol y apresuramiento de la gente por querer irse, no lo había comprendido hasta hoy que fui totalmente sorprendido.

Al llegar a la salida del metro, quede estancado por la gravedad, el despelote y la imposible manera de poder pasar sobre las personas. Quede totalmente desconcertado y lo único a lo que atine, fue a detenerme junto a las demás personas que venían detrás.

Recibía empujones y hasta consejos demasiado absurdos de la gente que no me dejaba pasar. "Vete por otro lado", "A la próxima no salgas por aquí", un sinfín de cosas que pase por alto por cuestiones de tiempo. Sin embargo, así, a empujones y miradas que mataban, pude lograr pasar esa gran muralla de gente que albergaba el Metro.

No comprendía el por que de las colas, si tan solo con el pasar de la tarjeta por el detector, esta permitía el pase de los usuarios, y es que a veces los peruanos, como misma frase repetida y millón de veces "Esperamos el ultimo momento..." para recargar nuestras tarjetas.

Y es que si fuésemos mas precavidos y cautos, esas largas, aburridas y tediosas colas se reducirían al ir y venir de las personas sin tener que estar discutiendo, ver caras amargas o simplemente arrojar nuestro m
al día contra otro.

No es del todo malo que a veces nos pase esto, mucho mas, si esperamos el último momento para recargar nuestra tarjeta. Lastimosamente a mi me tocó ser participe de este alboroto, sin embargo, publico esta nota para hacer reflexión en nosotros mismos a fin de evitar estos impasses.



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